"Por primera vez en la historia, hemos puesto en marcha una nueva política nacional destinada a aumentar el kilometraje de nuestros coches y reducir la contaminación de gases de efecto invernadero a todos los nuevos camiones y coches vendidos en EE UU", ha dicho Obama, rodeado de representantes de la industria y políticos como el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger o la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
Con la intención manifiesta de reducir la contaminación y la dependencia de las importaciones de petróleo de países como Arabia Saudí, México o Venezuela, Obama obligará a que las empresas automovilísticas creen coches que consuman 6,6 litros por cada 100 kilómetros, ahorrando 286.000 billones de litros de crudo en 7 años. EE UU, que supone el 5% de la población mundial, consume el 25% de la producción anual de crudo.
Obama confió en que estas medidas faciliten una renovación ecológica del parqué automovilístico, ya que según las previsiones del Gobierno, en los próximos 6 años y medio desaparecerán 177 millones de coches de las carreteras norteamericanas. La industria calcula que estas reformas anticontaminantes aumentarán el precio de cada coche en unos 1.000 euros. Estas medidas reducirán la emisión de dióxido de carbono en un 30% antes de 2016.
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