Según fuentes oficiales citadas por el diario The New York Times, el proyecto de Obama combinará la ley adoptada en California con las actuales normativas supervisadas por el Departamento de Transporte. Como resultado, los turismos y los camiones ligeros que se vendan en Estados Unidos deberán ser un 30% más limpios y eficientes en 2016.
El plan cuenta con el apoyo de los principales fabricantes del sector, como General Motors y Toyota. Fuentes oficiales del Estado de California han afirmado que también apoyarán la medida.
La medida se inscribe en el giro radical a la política medioambiental que viene anunciado el presidente desde su toma de posesión, radicalmente distinta a la llevada a cabo bajo la Administración de Bush, destinado a abrir el camino a una "economía energética" a través de medidas que obliguen a rebajar el consumo de combustible de los automóviles y aumentar la eficiencia energética en todos los ámbitos posibles, con el objetivo también de reducir la dependencia del petróleo extranjero.
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